En homenaje a Florinda

Dictina Acebo Acebo , así se llama nuestra protagonista. Se vino para Toral proveniente de un pueblo cuesto, Soto Parada (como lo denomina a ella) junto a su esposo Felipe y su hija, en el año 1952. Primeramente vivieron en alquiler en la casa de Asunción, la que está pegada a Pepe Garelo. Un poco más tarde, en 1955, fueron para el Pico Lugar a una casa de los Zapiqueiros y ya en el año 1957(no lo sabe con exactitud), con Joselín nacido compraron la casa de la señora Lucía la maestra, donde viven en la actualidad.
A mediados de 1958 montó en la bodega de la casa una pequeña tienda. Poco a poco y bajo la influencia de Ángel Regueiro, el cual le presentó al primer viajante con el que trabajó, fue acrecentando la tienda llegando, como dice Florinda, a vender de todo: gráneles (azúcar, fideos, etc.) , bragas, zapatillas, chanclos, madreñas de Vegadeo (Asturias), tabaco y todo tipo de alimentos. Llegando a vender en la última etapa pulpa, harinas, etc. Los proveedores fueron Dolores González, Castro López, Julio González (coloniales de Cacabelos) y distribuciones VIVO, con los que tuvo varias reuniones, como la de la foto, para aumentar las ventas.
Se vendían muchas madreñas, porque las calles de la Poza y el Pico Lugar eran un “lagorzo” (palabra de Florinda para definir como barrizal), es más, los vecinos llegaban a hacer abono en las mismas calles. Le echaban fulgueira (helecho), xestas, hojas y cada vecino en trozo de fachada hacía su abono.
En el año 1961 para hacer el banquete de boda de Surpicia & Ángel, adecuaron y ampliaron la tienda para lo que luego sería el bar, teniendo que hacer lumbre para secar el yeso de las paredes y estuviera apto para el banquete. Por cierto, la barra del bar la hizo un tío mío llamado Santiago, con la ayuda de un hijo (Luis), que después iba a pintar de rojo el suelo de todo el local. En el bar llegaron a tener cafetera, aparte de vino claro está, que Felipe compraba sobre todo en Parandones. También vendía, coñac, mistela y hacía el final, cervezas San Miguel que se las distribuía Peña junto a las gaseosas “Pitusa”. Traíamos ésta porque a la gente le gustaba más que la de “Tricoles”, afirma Florinda.
En la boda hicieron de camareros, Lola, Senén, Cálalo, Estelita y de cocinera María la de Cambelas. Los novios tras el convite pasaron la noche de bodas en la casa y permaneciendo unos días más parando en ella (luna de miel; D). En ésta boda no, pero sí en otra o en fiestas de La Poza, la terraza de Florinda hacía las funciones de palco.
Antonio, trabajador de Telefónica y Fidel López (abuelo Bernardino) colaborador de esta empresa pero trabajador del Pelgo, le ofrecieron la instalación de un teléfono público. Tras pensarlo pero con la oposición de Felipe, se puso con el número “45”, después como todos pasaría a ser 5444045. Esto le dio dinero a ganar y servicio particular para el negocio, pero pasó a ser una recadera de Telefónica.
Sobre el mes de mayo de 1996, tras cumplir 65 años, fue el último día que Florinda abrió la tienda, ya que bastante antes ya había cerrado la parte del bar. Parte de las maquinarias se las vendió a Mary la minera, que abrió su tienda el 7 julio del mismo año.
P.D: Muchas gracias Florinda por tu atenta colaboración.
23 de mayo de 2018
Categorías:HisToral
Precioso homenaje a una gran mujer,un abrazo.
Muy bonito homenaje a una gran persona muy buenav con todos nunca no la olvidaremos Antonio y Milagros y familia